El silencio de José Luis Rodríguez Zapatero tras la crisis que azota al PSOE y al Gobierno de Pedro Sánchez está siendo muy significativo. Y eso que, según parece, el expresidente anda moviendo hilos desde una desenfilada que podría terminarse. Nada nuevo bajo el Sol sobre quien, desde hace años, maneja a su antojo las entretelas del sanchismo.
Desde su búnker madrileño de Valdemarín, Zapatero ha movido hilos en estos últimos años que podrían terminar enredándole a él mismo en una crisis paralela a la de la ‘banda del Peugeot’. La incineración de Pedro Sánchez podría transmitirse también al leonés, atrapado en sus amistades peligrosas internacionales y, según se ha revelado ahora, también nacionales.
No son pocos los que consideran que la Presidencia de Sánchez ha sido, en realidad, la de Zapatero desde la sombra. Lógico, ya que el actual secretario general del PSOE y jefe del Ejecutivo apenas contaba con un equipo propio más allá de la ‘banda del Peugeot’.
Fue Zapatero quien se implicó en las negociaciones con Pablo Iglesias para sacar el Gobierno de coalición adelante y fue su gente la que colonizó los altos cargos de Moncloa con el apoyo del difunto Miguel Barroso. Ahí anda, como ejemplo máximo, Óscar López, que gracias a él pasó de defenestrado a ser uno de los nombres más poderosos del Gobierno.
Ahora, Zapatero andaría asesorando a Sánchez de nuevo, como hizo en 2023 cuando se implicó al máximo en la campaña de las Elecciones Generales al considerar que había riesgo de vuelco. Pero el problema reside en que ZP tampoco se libra del plomo en las alas.
Las recientes declaraciones del empresario Víctor de Aldama, propias y lógicas de un ‘arrepentido’ que no está dispuesto a comerse el marrón, son las de un Rasputin que durante años se movió por Ministerios y moquetas gubernamentales como Pedro por su casa. Aldama acusa y conoce, pero no es el único. El predicamento, por interés y precio, del expresidente incluso en ciertos medios de derechas parece tocar a su fin por culpa de la trama de hidrocarburos.
¿Empieza a despejarse el culebrón venezolano -con colocación de hijas incluida- y la implicación de Zapatero en favor, siempre en favor, del régimen de Maduro como presunto ‘observador internacional’? ¿Se vienen revelaciones sobre su papel como lobista al servicio de la empresa china en España, o sea, del Estado chino, y su penetración, vía firmas y consultoras también, en España como forma de desembarco en Europa?
No deja de ser llamativo su silencio estos días. Como tampoco el de otros personajes como José Bono, nuestro patriota favorito, uno de los principales promotores de las excelencias de Marruecos en España. Tal y como su antiguo jefe, Zapatero, o el ministro de Agricultura, Luis Planas, otro que con vivienda marroquí incluida, anda en la desenfilada. Por lo que pueda pasar.
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