OPINIÓN: Independentista, feminista, carroñera y mentirosa

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‘Quien quiere mentir, engaña y el que quiere engañar, miente’ (Mateo Alemán)

Una iniciativa propagandística de la plataforma Ara és l’Hora, en una llamada claramente orientada a buscar la identificación del ‘charnego’ con la causa independentista, ha colgado en Youtube un anuncio. Para ello no han tenido mejor idea que recurrir al auxilio de ‘mediáticos’ militantes del pensamiento único como son: Sor Lucía Caram, Juanjo Puigcorbé, Antonio Baños y Karmele Marchante.

Sólo desde la idea del sabotaje se puede entender este mamarracho; un vídeo en el que los personajes van alternando sus intervenciones, en lengua castellana por supuesto, dándose la razón unos a otros obedeciendo a una única conciencia discursiva, como si de una conversación de individuos destruidos se tratara. Pero que uno de los componentes de la murga sea la colaboradora de Sálvame – mujer de aspecto deprimente, de antipática presencia, timbre de voz anómalo, desastrosa construcción de la frase, aspavientos con mímica de esquizofrénica, elocución trabada, elocuencia de pueblo llano y estupidez manifiesta- eleva a los altares del españolismo al dueño de la ocurrencia.

Que reivindique la secesión una carroñera que tiene reservado el asiento de la imbecilidad espontanea en el estercolero diario, y que ha sido condenada por intromisión ilegítima en la intimidad de las personas, constituye toda una genialidad táctica. Si además de todo lo anterior se trata de una ridícula alienada que sobrepasa el límite de lo antiestético en cada una de sus intervenciones televisivas, capaz de argumentar que la construcción de una sociedad cerrada pasa por la unión de todos sin importar el idioma que se hable o la nacionalidad de procedencia, y además hace una invitación cordial a todos ‘los charnegos’ para que se sumen a la causa, digo, que habrá que pensar que los nacionalistas creen que los castellanoparlantes hablan a las estatuas. Jamás he presenciado un ejercicio de mayor indecencia intelectual. ¡No tiene disculpa!

Al recibir el mensaje es fácil imaginar el cerebro que pretendía acudir al festival de Eurovisión con la canción, ‘Soy un tsunami’, con mucha menos agua de la que pueda arrastrar su fantaseado maremoto, más bien uno lo sospecha como una charca de aguas residuales donde ranas anárquicas, al igual que sus ideas, saltan sin ningún orden. Pues, sólo así, se puede explicar que refiriéndose al déficit fiscal, amén de expresar su victimismo en los términos que sólo una inteligencia mermada puede manejar y que por fuerza constituyen la base de su más que deficiente oratoria, coloque a Cataluña a la cabeza de la lista obviando que ‘Madrit’ (algún problema articulatorio debe padecer que la impide una correcta pronunciación) recibe 16.723 millones menos de los que aporta al Estado, justo el doble que Cataluña que recibe 8.455 euros menos de los que aporta. Por supuesto que los datos per cápita en los que ‘su país’ ocupa el tercer puesto ni los menciona. Y todo esto, asómbrense del despropósito que una deficiencia neuronal puede provocar, inmediatamente a continuación de que la monja amonestada por la Santa Sede -otra que rinde constante servidumbre a la estupidez- se largue una parrafada hablando de una imaginaria solidaridad catalana con el resto del planeta.

Si ya de por sí resulta nauseabundo el discurso y estúpido su egoísmo -la inmigración a la que se dirige procede mayoritariamente de esas autonomías a las que pretende asfixiar- su historial “laboral” encierra una acusación de falsedad manifiesta contra sí misma, ya que quien raja de esa forma ha tenido la desvergüenza de haberse beneficiado de ese déficit tan arbitrario e injusto que denuncia, al haber estado facturando a Canal Sur cuando, ya en estado de liquidación mental, por compasión, fue contratada por los andaluces para el programa de producción propia ‘Ay que calor’.

Tampoco pasa desapercibido que la casi septuagenaria mendigue en el anuncio su pretensión de ganarse la vida a costa de futuras instituciones catalanas. ¡Ojalá! Así podrá hacer frente a los difíciles problemas de la vida que hoy la acucian por ese empeño suyo de no querer pagar lo que debe. Algo que constituye una especie de segunda naturaleza y que la ha generado problemas legales, como prueba la sentencia que la condena a satisfacer una deuda de 52.000 euros, más intereses, más costas por una reforma de la que no debió apoquinar ni la licencia de obras. Una obligación que no llega en el mejor momento, pues tiene pendiente con la Agencia Tributaria el pago de 31.809 euros que se ha visto en la necesidad de aplazar a dos años.

En la secuencia final proclama estar por la desobediencia civil y llama a toda la población para que la secunde. Juro que la visión de la practicante del cleptoparasitismo como lideresa de la resistencia catalana consiguió sacarme todos los colores. En definitiva, toda su intervención no es más que una estricta autopsia de sus limitaciones intelectuales.

Siempre me rondó el pensamiento de que ésta mujer era una deficiente mental, ahora, no cabe ni el beneficio de la duda de que su déficit también es moral, pues la historia que lleva corrida, y la extensión de su registro intelectual así lo certifican. En consecuencia, hoy más que nunca, este espanto de los espantos debería tener el gesto de, al menos por una vez, seguir el consejo que la reiteró hasta la saciedad Jesús Mariñas: ‘¡Que te calles Karmele! ¡Que te calles!’

Antonio de La Española
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