LA FIGURA DEL COMUNICADOR HOY NO ES LA MISMA QUE LA DE HACE 50 AÑOS

¿En qué falla el sistema educativo a la hora de formar a los profesionales de la comunicación?

LA VISIÓN FRAGMENTADA DE LA PROFESIÓN, LA POCA RELACIÓN CON LOS ENTORNOS PROFESIONALES REALES O LA ESCASA ACTUALIZACIÓN DE LOS PROGRAMAS ACADÉMICOS SON LOS PRINCIPALES PROBLEMAS A LOS QUE SE ENFRENTAN LOS ESTUDIANTES 

La desconexión entre la formación universitaria y las necesidades reales del sector preocupan tanto a las empresas como a los propios estudiantes, que al terminar su formación se sienten poco o nada preparados para enfrentarse a un mercado laboral altamente competitivo y en constante evolución

Publicidad
Cargando…
Publicidad no disponible

La formación universitaria en comunicación lleva años sin ajustarse al ritmo de los cambios del sector. Esta desconexión, que se da especialmente en el ámbito universitario, preocupa tanto a las empresas como a los propios estudiantes, que al terminar su formación se sienten poco o nada preparados para enfrentarse a un mercado laboral altamente competitivo y en constante evolución.

El principal déficit señalado por expertos y profesionales es la escasa actualización de los programas académicos. En las facultades de comunicación españolas, asignaturas clave como periodismo de datos, estrategia digital, branded content o inteligencia artificial aplicada al contenido brillan por su ausencia o se imparten de forma superficial. En su lugar, persiste una fuerte carga teórica que, aunque necesaria, no siempre se traduce en competencias útiles para los entornos laborales actuales y que, otras muchas veces, se queda totalmente obsoleta.

Además, las universidades tienden a reproducir una visión fragmentada de la profesión. Las especialidades en publicidad, relaciones públicas, periodismo o comunicación audiovisual se imparten como disciplinas separadas, sin apenas espacios comunes donde el alumnado comprenda cómo se integran todas estas áreas en los equipos reales de comunicación. Esto impide que los estudiantes desarrollen una visión transversal, tan valorada en agencias y departamentos de comunicación, donde los perfiles híbridos son cada vez más demandados y donde cada vez más se concentra el trabajo para los profesionales de la comunicación ante la falta de oportunidades en los medios profesionales.

Asimismo, la escasa relación con el entorno profesional es otro problema grave. Las prácticas curriculares son a menudo breves, mal remuneradas o directamente no remuneradas, y en ocasiones poco útiles. Esta falta de exposición directa a casos reales y metodologías ágiles limita la capacidad del estudiante para entender cómo se trabaja realmente en la comunicación de hoy.

Tampoco ayudan las carencias en las llamadas “habilidades blandas” y competencias transversales. Muchos titulados llegan al mundo laboral sin haber desarrollado una mentalidad estratégica, sin saber trabajar en equipo o sin nociones básicas de liderazgo, gestión de crisis o comunicación interna. La creatividad, la capacidad crítica y la adaptabilidad, claves para un comunicador en 2025, tampoco se cultivan apenas si no es por iniciativa personal del estudiante.

Lo mismo sucede con la comunicación oral, una herramienta imprescindible tanto en el ámbito académico como en el personal y profesional. A pesar de su importancia, los programas educativos suelen centrarse en el análisis del lenguaje, más que en la aplicación práctica de la lengua. Así lo constata el estudio La formación en comunicación oral sigue siendo una asignatura pendiente entre los estudiantes universitarios, del Observatorio Social de la Fundación ”la Caixa, de donde se extrae que el 77,5% de los estudiantes universitarios nunca ha recibido clases de oratoria en ninguna de sus etapas educativas.

Más allá de la universidad, la formación profesional y otras vías de acceso al sector presentan retos similares, mientras las empresas se encuentran tres pasos más allá y buscan perfiles que sepan tanto escribir una nota de prensa como diseñar una campaña en TikTok o extraer conclusiones de un informe de reputación online. Y es que la educación en comunicación todavía arrastra una visión antigua de la profesión, sin terminar de asumir que el comunicador de hoy no es el mismo que el de hace 50 años, y que es necesario que cualquiera que se quiera dedicar a este mundo domine campos como las redes sociales, la analítica de datos, el lenguaje SEO o la Inteligencia Artificial aplicada.

Así, es clara la necesidad de una revisión profunda de los planes formativos. Si el sistema educativo no adapta su velocidad al vértigo del sector, seguirá produciendo comunicadores con títulos bajo el brazo, pero sin las herramientas necesarias para ejercer eficazmente su profesión.

Seguiremos Comunicando…

Publicidad
Cargando…
Publicidad no disponible
Publicidad
Cargando…
Publicidad no disponible
Salir de la versión móvil